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Después de una buena noche de celebración y muchas risas que casi me dejan durmiendo en el balcón, recogimos todo tranquilamente y nos dirigimos a Tatopani.
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Ufff, ...ya emprendíamos el regreso a casa...
y acompañamos a nuestros amigos en un segundo desayuno que recargaría nuestras escasas energías perdidas.